Siempre que alguien me pregunta por qué escribo tengo que permanecer
en silencio unos segundos antes de responder. Podría pensarse que hurgo en mi
interior buscando los motivos pero no hay nada más alejado de la realidad; tengo tantas alegaciones que justifican el acto, que debo frenarlos en mi interior y ordenarlos para explicarme correctamente.
Escribo porque me hace feliz, porque lo necesito. Hay
tantas historias dentro de mi cabeza, «siempre las ha habido, antes incluso de
ser consciente de que así era», que tengo que obligarlas a salir para
mantenerme algo cuerda. El placer se convierte en vicio y el vicio se
retroalimenta. Cuanto más escribo, más ganas. A más ganas surgen más ideas.
Imaginad un yonqui que segregara su propia heroína, así me siento cuando
escribo.
Mi mente es inquieta, sueño dormida, despierta, imagino
conversaciones y desenlaces, y todo esto convive con mi mundo, no soy capaz de
separar lo real de lo imaginario. Escribir desarrolla mis sentidos, me hace estar
alerta. Puedo detectar la actividad de esos pequeños hombrecillos ocultos bajo
la hojarasca del otoño que inunda las aceras. Descubro el pasado glorioso de
algún mendigo, traiciones, pasiones prohibidas. He aprendido a leer el lenguaje
del alma que se expresa en silencio a través de los ojos de los transeúntes.
He descubierto los colores de la vida, he conocido a
hombres maravillosos, mujeres valientes, soldados, mineros… y quiero más. Ser
quijote se me quedó pequeño, leer las historias que escribieron otros sigue
siendo algo imprescindible en mi vida, pero hace tiempo que cometí el pecado de
colarme dentro. Alguien dejó una puerta abierta, y yo, aproveché la
oportunidad, o simplemente acudí a esa llamada de auxilio, como hizo Bastian para liberar de la nada al mundo de Fantasía. Durante muchos años realicé en secreto mis incursiones por mi Narnia
particular, después, me desinhibí por completo. Puedo ser esa niña
negra que duerme en la caseta de las herramientas, puedo sentir el frío y la
soledad. Puedo caminar con un viejo y su grifo hacia Santiago mientras decido
qué hacer con mi vida, cuidar de mi anciana tía viendo crecer a las golondrinas
mientras horneo bizcochos. Puedo ser ese gato con alas y volar sin jugarme la
vida.
Es curioso, siempre que comento que escribo, alguien hace
alusión a la fama o al dinero. Bajo mi motivación, no aparecen estos términos ni
por asomo. De esto no se vive. Ni quiero. ¿A caso tenemos que ser todos García
Márquez?, ¿acaso son todos los que pintan Picasso, todos los matemáticos
Arquímedes, tenemos que ser Sócrates, Rojas Marcos, Curie, Mozart o Uchida,
Eastwood, Kubrick o Tarantino? Gracias a Dios o a quien sea, los dones están
más repartidos que la lotería. En pequeñísimas dosis. Afortunados los que
perciben porciones mayores, pero que nos dejen disfrutar de las nuestras. Sólo
necesito cerrar un instante mis ojos para vivir mil vidas, para descubrirme dentro
de un mundo nuevo.
No hay más que seguirte para darse cuenta de que esa pregunta sobra!!!
ResponderEliminarSigue soñando....Bss
Y que tú sigas acompañándome en mis visitas a esos mundos fantásticos.
EliminarCon tu capacidad para contar esas mil vidas que eres capaz de vivir, no puedes dejarnos sin conocer cada mundo nuevo. La imaginación es un don que se ha alojado en ti en una dosis muy superior a la media. No te la guardes, y comparte un poco con los que nos ha tocado una porción más pequeña.
ResponderEliminarCuanta más gente entra y disfruta de estos mundos, más divertida es la aventura. Gracias por tus palabras.
EliminarUno de los episodios de Redes, el programa de Punset, contaban que cuando escribes utilizamos una parte del cerebro distinta de cuando simplemente piensas o hablas. Esta parte del cerebro activa varios procesos analíticos que permiten hacer que las reflexiones escritas sean mucho más profundas.
ResponderEliminarA parte, está la vertiente creativa... Hay gente que necesita comunicar, expresarse, compartirlo. Es la esencia del arte.
Besos maja :-)
Me gusta Redes. en general Punset tambén, por lo que divulga, claro, y el buen rollito que desprende. Será que me estoy convirtiendo en artista...je je. Me alegra verte por aquí.
EliminarBesos
Te entiendo y comparto tu vivio por la lectura y la escritura. Para escribir bien hay que leer, para contar hay que sentir, vivir, amar.....
ResponderEliminarGracias por dejarnos entrar en tu armario interior.
Es cierto, te obliga a ser consciente de que estás vivo y a estar agradecido por lo que uno experimenta y siente.
EliminarBesos.
Betty, a muchos también se nos ocurren muchas cosas, pero luego hay que escribirlas y que le guste tanto a la gente como a nosotros nos gustan las que tu escribes. Besos
ResponderEliminarPues sólo hay que proponérselo. Ya sabes...la de aventuras que se pueden fraguar entre fogones. Mas besos.
EliminarComo le decían a nuestros niños en el cole cuando eran chicos:COMPARTIR ES VIVIR. Obregón
ResponderEliminarPues sí. Si es rodeado de amigos mejor, y, si lo hacemos con unas cervecitas de vez en cuando...el no va más.
Eliminar